Aurora, la de los dedos rosados, me saluda con timidez. Despunta el día con sigilo, sin alterar el silencio de la casa. Despierta, deslizo mi desnudez hacia la terraza y dejo que los primeros rayos deshagan sueños que no recordaré. Por la humedad fresca de mis muslos, han debido de ser húmedos....una pena no poder recrearlos. Pero para eso, puedo imaginarlos.....una y otra vez. Sin duda, mejorarlos....
Supongo que son las ventajas de una fabuladora sin complejos.
Aquí, conmigo: yo. Descalza y sin prendas, estiro mi cuerpo con pereza felina. Envuelta en una frescura efímera, tengo ganas de hacerlo. Un impulso y busco esos zapatos rojos de tacón que me regalaste. Me subo a ellos y me dirijo a saludar al sol. Tengo un aspecto donisiaco, para ser tan temprano.
Vuelvo mi mirada a la habitación y ahí estás, durmiendo. Sin saber que voy a reptar hacia tus caderas. Demorarme ahí, para darte unos deliciosos buenos días.
He vuelto y pienso quedarme.
1 comentario:
Una pena que ya no lo actualices.
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