Desde el faro.

Soy discípula confesa del Prof. Nexus; ese mismo que siempre ejerció la docencia sobre sus tacones rojos. El me dejó su faro y toda su colección de literatura erótica. Me hizo comprender, lo vivas
que están esas - mal llamadas- lenguas muertas
.
Y un único mensaje, muy a la manera de Baudelaire: "Embriágate".
Y aquí estoy, desde la libertad y el placer.
Bienvenid@s.


sábado, 28 de enero de 2012

Noche cálida en Helsinki.

Frío. Eso dicen, pero hay una temperatura interior que nos guía o nos desorienta. Estoy sola, decido ir a un cine. Las opciones son escasas en un lunes frío del norte de Europa. Me decanto por una película coreana que dicen los entendidos, está bien.
En la sala, apenas seis personas. Me siento detrás de una mujer, de forma que puedo ver su perfil, atento a la proyección. Pienso cosas, muchas, inconexas, anodinas. Su perfume me llega, me llena. Me seduce de tal forma que soy incapaz de reconocerme. "No lo hagas" me digo. Por alguna razón que desconozco, voy a hacerlo.
Me acerco a su nuca y le digo: "¿Te vienes conmigo?". Ella me mira, un instante similar a la eternidad. Sonríe, asiente y ahí estamos, acompasadas por el "cranch, cranch" de una nieve perpetua, inevitable.
No sé qué decirle, me dejo llevar por Melody Gardot, en esta locura. Doy vueltas hacia mi hotel. Sé que intento retrasar lo que deseo. Estoy tensa como un arco expectante a una orden ajena.

Habitación de hotel. No enciendas la luz.
 Como en un cine, déjame soñar con algo que nada tiene que ver con esa realidad, que tantas veces pesa. Te beso el cuello. Huelo tu perfume, detrás de tí. Cierro mis ojos y son mis manos las que te hablan. Te llevaré, donde queramos, en esta noche fría y con nieve alrededor.
Estoy nerviosa, necesito fumar. Salimos al balcón, enfundadas en estos abrigos que sólo son un interrogante del deseo. Vemos el paisaje níveo; un conejo nos mira con descaro y sigue su curso en busca de una zanahoria que guarda una promesa de utopía. Sonrío, pero no puedo mirarte.
Porque ahora mismo, mientras apuro mi dosis de nicotina, estoy pensando en tu cuerpo blanco. En tu sexo sonrosado, erecto, decidido y valiente. Pienso en una humedad que me hará enloquecer; en tu voz un poco ronca. En tu descaro, en tu desidia, en tu indolencia reclamando mi fuego, que apenas puedo disimular.
La noche promete una madrugada de dedos rosados en la nieve. Te miro y te digo, apenas.....con alma vampira y atemporal: "Déjame entrar.....".
































"Dejame entrar.......".